
Reacción a la lectura del artículo: "El problema del mal humor" tomado del libro "Cómo vencer los Problemas" de Enrique Chaij
Llegó a mis manos este pequeño librito y quiero compartir un artículo contigo. Pienso que será de gran ayuda como lo fue para don Luis. Espero que el mismo contribuya a meditar y reflexionar un poco a cerca de ti. Sin más preámbulos comparte conmigo la siguiente lectura para que me digas cómo te sentiste al leerla y qué impresión tienes sobre la misma.
Don Luis es un hombre honrado y trabajador, muy responsable y de una elevada moral. Pero aun con tales virtudes suele chocar con sus clientes y vecinos. Con su mal talante habitual parecía decir que no le interesa ser cordial con la gente. ¿Qué es lo que pasa con don Luis?
Para definirlo en dos palabras, es un hombre de mal humor. Siempre adusto, con poca disposición para el diálogo, impresiona como un resentido social. Casi nunca sonríe, pero a menudo se queja por cualquier motivo. Moralmente es un hombre cabal, pero socialmente es una calamidad.
Sin embargo, desde hace poco tiempo don Luis comenzó a cambiar. La gente que lo conocía de antes está sorprendida, y se pregunta qué le habrá pasado. Yo sé qué le está pasando al hombre. Simplemente ha comenzado a desarrollar su fe en Dios, ha aprendido a orar, y hasta con frecuencia se lo puede ver con la Biblia abierta, leyendo sus inmortales enseñanzas. Como resultado, una nueva levadura espiritual ha entrado en su corazón, y paulatinamente está dejando atrás lo que podría llamarse el “hombre viejo”, y se está gozando en lo que Jesús señaló como el nuevo nacimiento.
En don Luis se cumplen las palabras de San Pablo, cuando dijo: “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Y en su caso particular, ¿tiene usted alguna sombra de mal humor que no le deja convivir alegremente con los demás? O bien, ¿suele acariciar sentimientos que perturban la paz de su corazón? Entonces piense que usted también puede cambiar.
¿Quién no necesita cambiar? Todos tenemos rasgos de carácter que no son de los mejores, y que a menudo nos crean dificultades con nuestro prójimo y hasta con nosotros mismos. Pero la maravilla es que Dios nos ama y nos perdona y nos ofrece la posibilidad de transformar nuestro espíritu, a fin de que lleguemos a ser felices y completos. ¿Desea que Dios haga esta obra por usted?
Me pareció interesante este artículo, ya que necesitamos vencer los problemas, y en específico, el problema del mal humor. Según Chaij (1994) indica que las personas pueden cambiar buscando la ayuda de Dios. Tan solo es posible haciendo unas pequeñas modificaciones en nuestra manera de vivir. Leer es una terapia, y considero que la palabra es “viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta partir el alma y las coyunturas y llega hasta el tuétano de los huesos (Sagradas Escrituras, Hebreos 4:12). Produce cambios radicales en todo aquel que se dispone y se propone cambiar. No basta con saber que siempre estemos de mal humor o que por cualquier cosa, por más sencilla que sea…encendemos la mecha y quemamos todo a nuestro paso. El mal humor no obra la justicia de Dios. La persona se aisla y cambia en un segundo del cielo a la tierra. Es bien lamentable el chocar o tener roces con los demás por nuestro temperamento o por nuestro mal carácter. Siempre se puede afectar a los que amamos, a los vecinos o compañeros de trabajo. Los demás nos miran escandalizados porque no pueden entender que no podamos controlar nuestro temperamento. Hombres y mujeres explosivos. Dicen todo lo que piensan sin lidiar consecuencias. Herir no importa, con tal de ser oídos. En qué error estamos si fuera éste tu caso. Es necesario poner el mal carácter en las manos de Dios para que él realice esa transformación que hizo con don Luis y también conmigo. La Palabra de Dios tiene un poder sobrenatural que transforma la mente y el corazón del hombre. Estoy en la rueda del Alfarero Divino y todos los días va transformando mi vida como él quiere. No soy perfecta, él lo es y me ayuda a controlar aquellas áreas que yo no puedo.
¿Qué hacer? Cierra la puerta de tu cuarto y ve a solas con Dios. Dile cómo es tu carácter y de la forma que te gustaría que él te ayudara. “Clama a mí y yo te responderé”. (Jeremías 33:3) Tu vida comenzará a dar un cambio y los tuyos lo notarán. Comienza a sacar tiempo para leer su palabra y su luz brillará en la oscuridad cuando tu carácter la mano de Dios lo comience a cambiar. Jehová te bendiga y te guarde.
Nancy Vélez
Llegó a mis manos este pequeño librito y quiero compartir un artículo contigo. Pienso que será de gran ayuda como lo fue para don Luis. Espero que el mismo contribuya a meditar y reflexionar un poco a cerca de ti. Sin más preámbulos comparte conmigo la siguiente lectura para que me digas cómo te sentiste al leerla y qué impresión tienes sobre la misma.
Don Luis es un hombre honrado y trabajador, muy responsable y de una elevada moral. Pero aun con tales virtudes suele chocar con sus clientes y vecinos. Con su mal talante habitual parecía decir que no le interesa ser cordial con la gente. ¿Qué es lo que pasa con don Luis?
Para definirlo en dos palabras, es un hombre de mal humor. Siempre adusto, con poca disposición para el diálogo, impresiona como un resentido social. Casi nunca sonríe, pero a menudo se queja por cualquier motivo. Moralmente es un hombre cabal, pero socialmente es una calamidad.
Sin embargo, desde hace poco tiempo don Luis comenzó a cambiar. La gente que lo conocía de antes está sorprendida, y se pregunta qué le habrá pasado. Yo sé qué le está pasando al hombre. Simplemente ha comenzado a desarrollar su fe en Dios, ha aprendido a orar, y hasta con frecuencia se lo puede ver con la Biblia abierta, leyendo sus inmortales enseñanzas. Como resultado, una nueva levadura espiritual ha entrado en su corazón, y paulatinamente está dejando atrás lo que podría llamarse el “hombre viejo”, y se está gozando en lo que Jesús señaló como el nuevo nacimiento.
En don Luis se cumplen las palabras de San Pablo, cuando dijo: “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Y en su caso particular, ¿tiene usted alguna sombra de mal humor que no le deja convivir alegremente con los demás? O bien, ¿suele acariciar sentimientos que perturban la paz de su corazón? Entonces piense que usted también puede cambiar.
¿Quién no necesita cambiar? Todos tenemos rasgos de carácter que no son de los mejores, y que a menudo nos crean dificultades con nuestro prójimo y hasta con nosotros mismos. Pero la maravilla es que Dios nos ama y nos perdona y nos ofrece la posibilidad de transformar nuestro espíritu, a fin de que lleguemos a ser felices y completos. ¿Desea que Dios haga esta obra por usted?
Me pareció interesante este artículo, ya que necesitamos vencer los problemas, y en específico, el problema del mal humor. Según Chaij (1994) indica que las personas pueden cambiar buscando la ayuda de Dios. Tan solo es posible haciendo unas pequeñas modificaciones en nuestra manera de vivir. Leer es una terapia, y considero que la palabra es “viva y eficaz, y más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta partir el alma y las coyunturas y llega hasta el tuétano de los huesos (Sagradas Escrituras, Hebreos 4:12). Produce cambios radicales en todo aquel que se dispone y se propone cambiar. No basta con saber que siempre estemos de mal humor o que por cualquier cosa, por más sencilla que sea…encendemos la mecha y quemamos todo a nuestro paso. El mal humor no obra la justicia de Dios. La persona se aisla y cambia en un segundo del cielo a la tierra. Es bien lamentable el chocar o tener roces con los demás por nuestro temperamento o por nuestro mal carácter. Siempre se puede afectar a los que amamos, a los vecinos o compañeros de trabajo. Los demás nos miran escandalizados porque no pueden entender que no podamos controlar nuestro temperamento. Hombres y mujeres explosivos. Dicen todo lo que piensan sin lidiar consecuencias. Herir no importa, con tal de ser oídos. En qué error estamos si fuera éste tu caso. Es necesario poner el mal carácter en las manos de Dios para que él realice esa transformación que hizo con don Luis y también conmigo. La Palabra de Dios tiene un poder sobrenatural que transforma la mente y el corazón del hombre. Estoy en la rueda del Alfarero Divino y todos los días va transformando mi vida como él quiere. No soy perfecta, él lo es y me ayuda a controlar aquellas áreas que yo no puedo.
¿Qué hacer? Cierra la puerta de tu cuarto y ve a solas con Dios. Dile cómo es tu carácter y de la forma que te gustaría que él te ayudara. “Clama a mí y yo te responderé”. (Jeremías 33:3) Tu vida comenzará a dar un cambio y los tuyos lo notarán. Comienza a sacar tiempo para leer su palabra y su luz brillará en la oscuridad cuando tu carácter la mano de Dios lo comience a cambiar. Jehová te bendiga y te guarde.
Nancy Vélez